Arco del triunfo

Arco del triunfo

Visitar Barcelona y no haber visto el Arco del Triunfo es casi un pecado. Situado muy cerca de la plaza de Catalunya y en medio del paseo Lluis Companys es igual al de París u otras regiones del mundo que tienen un arco del triunfo pero diferente a la vez.

A diferencia de otros arcos de triunfo, éste no está dedicado a algún gran héroe militar o para recordad alguna batalla ganada sino que fue construido como homenaje que desde la Barcelona de finales del XIX quería hacerse al progreso en un época en que el entusiasmo por los avances técnicos veía en la ciencia y en la tecnología la esperanza para lograr algo para la humanidad. Fue construido por Vilaseca i Casanovas y tuvo como utilidad el ser la puerta de entrada para la exposición universal de 1888 que se hizo en los terrenos que ahora ocupa el parque de la ciutadella. Las alegorías escultóricas del friso, donde aparece una ciudad acogiendo a los visitantes y la entrega de premios a los vencedores hacen referencia precisamente a aquel acontecimiento.

En el mismo paseo de Lluis Companys también se encuentra el palacio de justicia. Se trata de un colosal edificio que construyeron Josep Domenech i Estapà y Enric Sagnier en 1898 y que tiene un aspecto de edificio pensado para la grandiosidad, y por qué no, para la intimidación. Su ecléctica majestuosidad se basa en dos cuerpos y ocho enormes torres donde se entremezclan influencias artísticas y arquitectónicas de estilo francés y sajón.

Así pues, no cuesta nada acercarse al paseo Lluis Companys y dar un paseo por alrededor del arco del triunfo y el palacio de justicia. Puede ser un bonito paseo para ir caminando desde la misma plaza de Catalunya pues durante el paseo veremos enormes construcciones del siglo XIX que nos adentrarán en el clima en el que fueron edificadas las construcciones que aquí hemos comentado. En fin, el Arco del Triunfo tiene un encanto y majestuosidad propia.

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