Que ver en Calaf

Calaf es un pequeño municipio de apenas 9,35 kilómetros cuadrados de extensión y algo más de 3.000 habitantes en la zona septentrional de la comarca de Anoia, justo en el centro de la subcomarca de la Alta Segarra.

Su altiplano se encuentra casi a 700 metros sobre el nivel del mar y se caracteriza por unos veranos muy calurosos e inviernos fríos, que pese a no ser agradables al cuerpo humano, dejan uno paisajes más bellos de toda la comarca.

El hecho de situarse en medio de la Anoia siempre le ha dado una importancia estratégica especial, tal como lo podemos comprobar con su derruido castillo, construido en el siglo XI y situado en la parte más alta de la población, evidentemente la parte más estratégica de la población.

Desde aquí se podían controlar dos vías de comunicación que ya eran utilizadas en época romana. La fortificación posee una planta poligonal con ángulos redondeados y se encuentra derruido desde el año 1781, aunque recientemente se han hecho diversas tareas de recuperación.

También derruido se encuentra el convento franciscano de las Llagues de Sant Françesc, delante de la estación del ferrocarril, lugar donde se había ubicado el Priorato de Sant Jaume. El convento se levantó entre 1715 y 1729 y por desgracia hoy día sólo se conservan los muros exteriores de la iglesia, de la cual ya destaca la puerta barroca de estilo clasicista, y un claustro de un sólo piso con pilares de estilo clásico. También hay en marcha un plan para definir la rehabilitación del edificio.

Pero no sólo hay ruinas en Calaf. Entre otros muchos monumentos o arquitecturas bellas podemos encontrar la iglesia de Sant Jaume y su campanario, un edificio de estilo gótico tardío con 40 metros de profundidad, 12,5 de amplitud y 20 metros de altura.

Fue comenzado a construir a finales del siglo XVI e inaugurado al culto el año 1639. El elemento que sin duda destaca de este edificio es el campanario, acabado mucho más tarde, en el año 1889 y que llega hasta los 52 metros de altura.

En fin, un bonito pueblo para pasear y ver sus monumentos con calma.

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